lunes, 30 de enero de 2012

La primera dinastía de China



La dinastía Qin.
En el año A.C 221 ,Qin Shi Huang derrotar a sus enemigos y unifique China por primera vez., proclamándose primer emperador de la dinastía Qin.
Quin Shi Huang, fundador de la Dínastia Quin.El rey de los Qin funda una nueva dinastía y toma para sí el nuevo nombre de 皇帝, de connotaciones religiosas, que traducimos al español por "emperador". A partir de este momento histórico, todos los monarcas chinos posteriores utilizarán este título, abandonando la denominación de "reyes". El nuevo emperador se hizo llamar Shǐ Huángdì (significa :primer emperado), viéndose a sí mismo como el primero de lo que esperaba fuera una larga dinastía de emperadores. Es la primera dinastía de una China reunificada. Hoy en día los chinos lo llaman más frecuentemente Qin Shi Huang ("Primer Emperador Qin"). Con él surge, por primera vez en la historia, un estado chino fuerte, centralizado y unificado.











El Estado Qin llevó a cabo una labor intensa de unificación de normas: Se unificaron las pesas y las medidas, así como el sistema de escritura. Se ordenó la tristemente célebre quema de libros, en la que se destruyeron escritos que no se ajustaban al modelo religioso y social del nuevo imperio. Construyó enormes palacios en Xianyang para convertir a sus antiguos enemigos en cortesanos, unificó los fragmentos de muralla construidos durante los siglos anteriores en la Gran Muralla, también inició la construcción de su mausoleo, los famosos Guerreros de Terracota.

(Guerreros de Terracota)






A pesar del éxito militar de la unificación, las características del estado Qin hicieron su supervivencia inviable, y éste se vino abajo tras la muerte de Qin Shi Huang. Su crueldad y los numerosos trabajos que impuso al pueblo sembraron el descontento; tras su muerte en 209 a. C., los rebeldes aprovecharon el reinado de su débil hijo Èrshì Huángdì ("Emperador Segundo"), para acabar con la dinastía Qin y arrasar su capital, Xianyang. En 206 a. C., Liu Bang, que dirigía la rebelión militar contra el ejército Qin, se proclama emperador, fundando una nueva dinastía: los Han














martes, 24 de enero de 2012

LA SOCIEDAD EN LA POSGUERRA ESPAÑOLA

Voy a hablar de lo que sucedió en la posguerra española, los acontecimientos que tuvieron lugar.
Hay que decir que la gran víctima de la Guerra Civil, la principal afectada, fue la población, las gentes de ciudades y pueblos. El final de la guerra ocasionó que la sociedad quedara dividida en dos bandos claramente diferenciados y enfrentados entre sí:

-Los Vencedores, partidarios de Franco y simpatizantes del régimen que este instauró.
-Los Vencidos, a los que se llamaba despectivamente “Rojos”, y lógicamente, opuestos al Franquismo. Este grupo era reprimido duramente, tanto de manera física, como psíquica, e incluso laboral. Eran, asimismo, rechazados y marginados por la sociedad.

Había mucha escasez de recursos, lo que provocó la vuelta a una vida rural. Muchas personas tuvieron que irse al campo, para buscar refugio, alimentos o trabajo, y así poder huir del ambiente reinante en las ciudades. La poca comida que podían conseguir además, era de mala calidad, pues, por poner un ejemplo, las lentejas estaban llenas de tierra y bichos. En este mismo contexto, muchas personas fueron a esconderse en las montañas. El motivo de esto era la dificultad que existía para salir del país, además de que algunos tampoco querían abandonarlo. Es entonces en las montañas donde empiezan a aparecer grupos de guerrilleros, contrarios al Franquismo, que pretendían, digamos, boicotear las actividades de los franquistas. Estos eran los llamados maquis, y sus lugares de asentamiento fueron, sobre todo, en Toledo, Extremadura y Asturias.

Aumentó la desigualdad entre la gente, porque los ricos aumentaron sus riquezas y los pobres se hundieron aún más en la miseria. Además, había mucho analfabetismo, pues la gente se conformaba con leer y escribir.

Sufrieron muchas familias durante esta época, pues se produjeron “aislamientos”. Esto quiere decir que los miembros de las familias tenían que pasarse al bando de los vencedores para poder ver a sus amigos, vecinos o familiares, aunque esto no les hiciese mucha gracia. Siguiendo con este contexto familiar, tuvieron lugar enfrentamientos entre familias de ideales políticos contrarios. Las familias que gozaban del favor de la Guardia Civil daban “el chivatazao” para que fuesen a fusilar a la familia “roja”. Así que dicha familia era apresada, encarcelada, y fusilada después. Una vez que la casa estaba vacía, la Guardia Civil entraba y la saqueaba, llevándose los objetos de valor que encontrasen (vajilla, joyas, jamones, etc.).

Había mucha presión ideológica. En las escuelas debían tener un crucifijo, una foto de Franco y otra de Primo de Rivera y los niños eran obligados a cantar el “Cara al sol” con la mano alzada, todos los días, frente a la fotografía de Franco.
Por otro lado, quien quisiese oír noticias de carácter liberal, tenía que escuchar emisoras clandestinas, como “La Pirenaica” (que retransmitía desde los Pirineos) o la BBC (desde Londres). Sin embargo, estaban controladas por los franquistas, de modo que si se decía algo que no querían oír o se excedían de liberales, se interrumpían las emisiones provocando interferencias.

Un suceso que me ha parecido importante e interesante mencionar es el de los llamados niños perdidos del franquismo, o niños robados. Estos niños eran arrebatados a sus familias al ser encarceladas estas o asesinadas. Se los quitaban a las madres encarceladas desde recién nacidos o cuando eran muy pequeños, para dárselos a otras familias simpatizantes del Franquismo que no podían tener hijos, en adopciones ilegales. En otras ocasiones eran metidos a conventos y obligados a convertirse en monjas o religiosos. Se les cambiaba el apellido y sus familias originales jamás volvían a verlos. Muchos niños fueron sustraídos de entornos maquis como represalia por el comportamiento y los actos que perpetraban estos.
Este hecho de los niños robados se fundamentaba en la creencia que tenían los franquistas sobre “depurar la raza”. Decían que eso era algo que podía corregirse desde muy temprana edad y por eso separaban a los niños de sus madres desde pequeños, para evitar su posible “contaminación y degeneración”. Franco, con motivo de este plan, mando expresamente rapatriar a muchos niños que habían sido enviados al extranjero por sus padres durante la guerra, para protegerlos.

Todos estos actos injustos y violentos generaron mucho resentimiento y ansias de venganza por parte de los republicanos.

Por último, mencionaremos el papel de la mujer en la posguerra.
Tiene, pues, un papel bastante secundario. Estaba subordinada al padre, marido o hermano, de manera que siempre había un hombre por encima de ella al que debía obedecer, sumisa. La mujer no podía frecuentar lugares públicos ella sola, pues debía ir siempre acompañada del marido, pues el que fuese sola estaba mal visto. Tampoco podía trabajar en empleos públicos, solamente podía desempeñar unos trabajos provisionales, para poder conseguir el sustento necesario para mantener a la familia en caso de que el marido tuviese que ausentarse porque fuese requerido por Franco, pero una vez que el hombre volviese al hogar, la mujer debía dejar ese empleo y volver al lugar que le correspondía, que era la casa, cuidando sumisamente del marido y los hijos. Como ejemplo de este tipo de trabajos es el de costurera. A la mujer, la única salida que le quedaba, era el matrimonio, al cual debía llegar casta. En caso de que se le pasase la edad de casarse, lo mejor era que ingresase en un convento, pues era mal vista por la sociedad, y considerada rara por el resto de mujeres.
Curioso es el dato que dice que la mujer debía mostrar siempre una sonrisa en su rostro, independientemente de cómo se encontrase. No podía mostrar una expresión seria y adusta, pues esta estaba reservada para el hombre.

lunes, 23 de enero de 2012

Relaciones Iglesia-Estado en el Franquismo

Para comprender la sólida unión que se produjo entre la Iglesia y el Estado nada más finalizar la Guerra Civil hay que remontarse al periodo de la Segunda República. Durante esa época el gobierno impulsó una serie de medidas para favorecer el laicismo del país; por consiguiente, la Iglesia sufrió una gran expropiación de tierras y pérdida de privilegios. Así pues, rápidamente cuando estalló la Guerra se posicionó del lado del general Franco y en contra de todo lo que sonase a republicano o comunista, denominándola como una “cruzada” o una “guerra de liberación” frente al ateísmo.

De esta manera, tras el triunfo de Franco en la guerra y la implantación del Régimen se suceden los comentarios de reconocimiento y gratitud por parte de ambas instituciones. Así, según las propias palabras de Franco, se hace “incomprensible la separación de la Iglesia y el Estado” ya que la propia nación era considerada católica. También el significativo discurso del cardenal de Tarragona en el que dice que hay que agradecer al Caudillo el haber “hecho posible el resurgir religioso de España”, ya que de esta manera la Iglesia se aseguraba estar al lado del Régimen y obtener el poder de toda una nación.

Para formar su gobierno, Franco se apoyó en políticos de claro carácter católico, muchos de ellos procedentes del Opus Dei y otros muchos de la Compañía de Jesús, así como una alta presencia de prelados en el Consejo de Estado. Además de mantenerlos en las cuestiones políticas, devolvió a los jesuitas todas las tierras que les fueron expropiadas durante la Segunda República.




Desde 1959, a los ministros no les unía solo un apellido, sino sobre todo su origen alejado de la política. En la imagen, Franco rodeado por los llamados «tecnócratas del Opus Dei»
Aquí vemos a Franco rodeado de todos los ministros "tecnócratas", procedentes del Opus Dei.



En este ambiente de gratitud surgió el Concordato de 1953 con la Santa Sede, el cual se recibió como una gran noticia por la unión entre Iglesia y Estado y porque ambas instituciones parecían salir ganando: la Iglesia ganaba el respaldo económico del Régimen, así como el derecho de educación, fiestas religiosas, el matrimonio estrictamente católico o la abolición del divorcio (restringido a quien pudiese pagarlo); por otro lado, el Estado ganaba el derecho de vetar y proponer los nombramientos de los obispos españoles. Como ya he dicho, la aprobación de este Concordato tuvo una acogida triunfal y no fue hasta más tarde cuando se dieron cuenta que fue inservible ya que no habían previsto que un día las dos instituciones no se entendieran.

El Valle de los Caídos, terminado en 1958, es un exponente claro del carácter católico de la nación ya que fue construido para quienes “fueron sacrificados por Dios y por España”. En 1964 el Secretario de Estado de Pablo VI hizo una visita a este monumento y comentó que la visión del mismo “dejará en mí una impresión imborrable, pues todavía no sé si es obra de hombres o ha descendido del Cielo”.





En los años que comprenden desde 1960 hasta 1965 surgieron las primeras divisiones entre Iglesia y Estado. En 1960, 339 sacerdotes vascos mandaron una carta a los obispos de Bilbao, San Sebastián y Vitoria explicando que no existía suficiente libertad, criticando la tortura como sistema, la propia organización del Estado y denunciando, también, la exclusión sufrida por parte de los vascos.

En 1962, tras las huelgas producidas en el sector minero, algunos sacerdotes ayudaron a las familias de los huelguistas en el reparto de alimentos pero no en las actuaciones de propaganda política que buscaban algunos partidos de izquierdas. En ese mismo año tuvo lugar el Contubernio de Munich, una reunión de marcado carácter antifranquista y revolucionario. A esta reunión acudieron muchos representantes de las HOAC (Hermandades Obreras de Acción Católica) no tanto por simpatizar con el comunismo, como llegó a pensarse, sino porque creían que si estaban al lado de los obreros frenarían su avance. Sin embargo, esta actuación no fue bien vista por Franco ni por la jerarquía eclesiástica, en parte motivado por la explotación que hizo la prensa extranjera de este hecho mediante el titular “la Iglesia contra Franco”. Estos enfrentamientos hicieron que, ahora sí, las HOAC se acercasen a posiciones comunistas pero esto, prácticamente, ocurrió con el fin del movimiento.

Cada vez más la Iglesia se preocupaba por lo social (quizá, conscientes de que quedaba menos para el fin del Régimen) y se dio cuenta de que en las familias obreras no despertaba por completo la fe, entre otros motivos, por la escasa escolarización y por el ambiente anticlerical que se respiraba en el trabajo. Ante esto, se pronunció diciendo que había que evitar la confusión entre la Iglesia y el Estado, separándose de esta manera del Régimen de Franco.

En 1965 terminó el Concilio Vaticano II, donde destacaron dos temas por encima de los otros: la libertad religiosa y la vitalidad del catolicismo. En ese mismo año tuvo lugar la Conferencia episcopal española que ya estaba compuesta por una minoría de los llamados “curas rojos” entre los que se encontraba la notable figura de Tarancón. Se les denominaba “curas rojos” no por ser comunistas (aunque alguno pudiese serlo) sino por estar más cerca del pueblo y criticar al Franquismo.




Imagen de apertura del Concilio Vaticano II


El periodo de 1966 a 1970 da lugar a los últimos elogios exacerbados al Régimen de Franco. Durante estos años tienen lugar numerosas manifestaciones secundadas por sacerdotes defendiendo la libertad sindical y la carta enviada en 1960 por los 339 sacerdotes vascos.

En 1968, el Papa Pablo VI escribe a Franco comunicándole que renunciase a los privilegios del nombramiento de obispos tal y como marcaba el Concilio Vaticano II. Franco respondió bastante tarde diciendo que estaba dispuesto a revisar los privilegios de ambas instituciones. Sin embargo, al año siguiente se producen nuevos nombramientos en el que destaca Tarancón, el cual pasó a ser vicepresidente de la Conferencia episcopal. Las relaciones entre la Iglesia y el Estado se distanciaron todavía más cuando Pablo VI instó a los sacerdotes españoles a llevar la paz a España y mediar en el conflicto.

En 1973 tiene lugar una revuelta de sacerdotes presos en la que quemaron el altar de la capilla y, posteriormente, se declararon en huelga de hambre. Se produjo la ruptura casi total entre las dos instituciones debido a que la mayoría de las manifestaciones y huelgas eran producidas por los clérigos. Esto se vio reflejado también en la composición del gobierno de Franco, que con motivo de la muerte de Carrero en el famoso atentado y el nombramiento de Arias Navarro, se suprimió por completo la presencia del Opus Dei en los altos cargos del Estado.


El Cardenal Taracón. Personaje polémico y de gran importancia para la época


En ese mismo año tuvo lugar el “Caso Añoveros”, que se puede resumir en, tras la lectura en todas las iglesias de la diócesis de Bilbao de una homilía escrita por el obispo Añoveros de carácter reivindicativo, el gobierno de Arias Navarro respondió de forma desproporcionada invitando al obispo a que abandonara el país. La Conferencia episcopal se puso del lado del obispo y el gobierno tuvo que ceder.

En definitiva, el papel que jugó la Iglesia fue fundamental para entender el curso que siguió el Franquismo, desde los primeros años donde ejerció una gran influencia (con privilegios como el de la educación o el del matrimonio) y se mantuvo al lado del dictador hasta los últimos, donde al perder su influencia fue poniéndose del lado del pueblo y ayudó a la caída del Régimen. Cabe mencionar, también, la importante función que tuvo la mujer católica ya que, gracias a ella, el catolicismo se mantuvo fuerte debido a que era la que inculcaba la religión a sus hijos y la que mantenía las costumbres en la casa. En cuanto a la lucha política, el catolicismo no significaba nada porque se entendía que todos lo eran y, por otro lado, ir en contra de lo marcado por la Iglesia era ir en contra del nivel moral de la sociedad.












martes, 17 de enero de 2012

MANUEL FRAGA
Debido a las últimas noticias ocurridas, quería aprovechar la ocasión para hacer un breve repaso por la vida de este político, Fraga, que considero interesante y plagada de momentos relevantes de nuestra historia.

Fraga, que fue el presidente fundador del Partido Popular, falleció el domingo 15 de enero de 2012 en su domicilio en Madrid, a los 89 años.
La causa de la muerte fue el agravamiento producido por una infección respiratoria, la cual le ocasionó un paro cardíaco.

Podría decirse que la mayor obra de Fraga fue la fundación del Partido Popular, uno de los partidos principales de nuestra escena política. La fundación del PP fue consecuencia de su idea de refundar la derecha española.

Fraga nació en Villalba (Lugo), el 23 de noviembre de 1922. Fue un hombre fervientemente católico. Su padre fue una persona fuertemente conservadora, miembro de una familia campesina.





En esta foto vemos a Fraga bañándose en las aguas de Palomares, para demostrar que las aguas no eran tan radiactivas y que no pasaba nada








Fraga ha publicado más de ochenta libros de temas muy diversos, como, por señalar algunos ejemplos, la Constitución española, sobre Galicia o sobr
e la crisis del Estado español.
Participó activamente en el régimen de Franco, pues desempeñó importantes cargos, como el de secretario general del Instituto de Cultura Hispánica desde 1951, en fue nombrado secretario de Consejo de Educación y más tarde secretario general técnico del Ministerio, cargo este último desde el cual intentó llevar a cabo la democratización de la Universidad española.

Fraga fue miembro de un sector fundamental durante el Franquismo para que tuviera lugar la transición. Se trata del sector reformista o aperturista.
En 1966 consiguió erradicar la censura mediante la aprobación de la Ley de Prensa, permitiendo así una máxima expresión en los medios. También fomentó el turismo mientras desempeñaba, entre julio de 1962 y octubre de 1969, el cargo de ministro de Información y Turismo. Consiguió pues, acabar con cierto aislacionismo que había en España e incrementar el turismo para ayudar al mejoramiento de la economía española, además de que "abrió España al mundo". Esta expresión hace alusión a que trajo nuevas ideas a España, diferentes a las que había, que favorecieron el cambio a la democracia.

En 1967 elaboró y aprobó la ley de Libertad religiosa, con la que se permitió la tolerancia de las creencias no católicas, siguiendo unas directrices similares a las del Concilio Vaticano II.
En 1974 fundó GODSA (Gabinete de Orientación y Documentación S.A.), asociación partidaria de la Reforma Democrática. En este año también apoyó la primera ley de Amnistía política, por la que se cancelaban numerosas penas por delitos políticos.
Fue vicepresidente segundo y Ministro de la Gobernación entre diciembre de 1975 y julio de 1976, durante el mandato de Carlos Arias Navarro. Fue en 1976 cuando fundó Alianza Popular junto a los llamados "7 magníficos", que tenían espíritu reformista igual que él, frente a los inmovilistas del Franquismo. Este intento de reformar fue aplastado por el centrismo de Adolfo Suárez, de tal manera que en 1977, tras la muerte de Franco, se celebraron las primeras elecciones democráticas, en las cuales la Alianza Popular obtuvo un gan fracaso, siendo vencidos por Unión de Centro Democrática, de Suárez.




Adolfo Suárez. Gobernó como primer presidente democrático t
ras la muerte de Franco entre 1976 y 1981







Entre 1977 y 1978, Fraga fue ponente constitucional, junto a Gabriel Cisneros, Miguel Herrero, Rodríguez de Miñón, José Pedro Pérez-Llorca, Gregorio Peces-Barba, Jordi Solé-Tura y Miguel Roca i Junyent. El trabajo realizado en este momento fue algo fundamental para la transición y para la aprobación de la Constitución democrática.

En 1979 encabezó en las elecciones parlamentarias la lista de Madrid de Coalición Democrática, pero volvió a fracasar, siguiendo Suárez en el poder.

Fraga hizo alarde de firmeza cuando tuvo lugar el golpe de estado del 23 de febrero y despuñes, trás la desintegración de Unión de Centro Democrática (UCD), formó parte de la oposición a Felipe González.

En 1987 abandonó la política nacional y promueve a su puesto a José María Aznar en 1989 como candidato a presidente del gobierno por el PP. Así, una vez convertido Alianza Popular en el actual PP, fue presidente de este partido desde 1991 hasta enero de 2006. Posteriormente, fue elegido presidente de la Xunta de Galicia el 5 de febrero de 1990, hasta el 2 de agosto de 2005.



Manuel Fraga y José María Aznar, en el mitín que cerró la campaña electoral de 1989.







Fraga tenía un espíritu autoritario, pero sin separarse de intereses democráticos. A pesar de no haber sido presidente del gobierno, llevó a cabo logros que sin su ayuda, es probable que no se hubieran podido realizar, como el éxito en el 2000 en las elecciones del PP de Aznar, o la elaboración de la Constitución de 1976, por citar unos ejemplos. Además, Fraga supo reconciliar a la herida España del Franquismo y restablecer la concordia política, algo difícil, dado el ambiente creado en aquellos tiempos.

lunes, 9 de enero de 2012

Robledillo, un pueblo olvidado.

Calles de Robledillo en la actualidad con dos pequeños habitantes


En 1939, allá en los montes de Toledo, en un pueblo aislado llamado Robledillo, desconocido por muchos en aquella época, vivía una familia entre medio centenar de casas con sus respectivas familias soportando las durezas del fin de la guerra, vivían como podían, mejor dicho, intentaban sobrevivir en aquel mar de venganzas, pobreza y continuas muertes, donde la mayoría de los días de la semana ocurrían sucesos; historias que poco a poco son olvidadas, pero no perdonadas.

Tras despertarse la familia De la Torre con los primeros rayos de sol, comenzaba un día duro, sobre todo para la mujer de la casa y todas sus hijas. El padre, por el momento en paradero desconocido. Lo último que se supo es su marcha para afrontar una dura batalla al frente, junto al ejército nacional. Tras despertarse el desayuno aguardaba, un mísero trozo de pan. Cuando se acababa el “suculento” desayuno las hijas iban con cubos hacia el río, era necesario tener algo de agua potable en casa para el resto del día. La madre acompañaba a estas hacia el río, pero con otra labor, fregar la ropa sucia con una plancha de madera para poder frotar la ropa contra esta. Algunos días, no todos se daban un baño en el agua recién llegada de la montaña para quitarse la mugre.

De vuelta a casa, casi todos los días, se encontraban con escenas algo escabrosas, e incluso desagradables, era corriente ver como se producía un fusilamiento de unas pobres gentes, tras ver ese horripilante asesinato, mas tarde, llegaban los rumores del porque han sido castigados y condenados a muerte, casi todos los fusilamientos lo mismo, sucia venganza entre familias, rencor acumulado, incluso mentiras, todas estas cosas, bien presentes en el ser humano, se desvanecían tras una ráfaga de disparos. Siempre igual.

Cuando la noche llegaba las velas y los candiles se encendían, la casa tenía un cierto olor a tela quemada y aceite, los trapos empapados ardían como siempre, indiferentes al mundo. De cenar, lo mismo que siempre, caldo, sobrante de la comida de todos los dias, garbanzos. Tras esta simple cena, la paja en el establo y en las pequeñas habitaciones estaba preparada para recibir a las cansadas y pesadas almas que vivían en aquella casa.

Llegada de nuevo la mañana, se hacia lo de siempre, un escaso desayuno, un paseo hacia la rivera del río, y vuelta a casa. Algunos días la llegada el pueblo era tranquila, parecía que ese día ninguna familia o persona iba a ser asesinada, así es, algunos días los rifles simplemente eran paseados. Cuando la familia De la Torre se encontraba con estas situaciones, un especie de alivio invadía su cuerpo, un rayo de esperanza del fin de aquellas atrocidades relucía, pero el desgarrado grito de un niño que reclamaba a su madre, a su querida madre, les privaba de ese pequeño rayo de esperanza. Entre toses, lloros y gritos, se podía escuchar al pequeño gritar: “¡Madre, madre!” Sí, parecía lo mismo que otros días, un niño abandonado por su propios padres, el pobre niño vagando por las cortas calles de aquel pueblo, sin posibilidad de sobrevivir, era dejado a su suerte, por unos padres que ni podían, ni querían mantener a su hijo. Algunos días no se escuchaba a un solo niño, si no a varios hermanitos que se paseaban entre gritos y sollozos.

Un día, después de la visita al río, se acercaban a su casa, cuando la madre se percató de que la puerta de su casa estaba abierta, la alegría invadió su cuerpo, su querido marido había vuelto. Tras entrar corriendo al pequeño patio se encontró con una persona, casi sin conocimiento tirada en el suelo.

Era un refugiado de guerra, escondido en las montañas, sin comida, perseguido y casi sin vida. La familia De la Torre acogió a este pobre hombre, no dormía en aquella casa, simplemente le ofrecía comida, escasa y en malas condiciones, pero comida. El refugiado bajaba de la las montañas, donde tenía su escondite, para poder alimentarse. Todos los días, meses, incluso llego al año y puede que hasta dos años alimentando a un ser que su vida consiste en ocultarse, en no ser visto, se podría decir que ni existía.

Las cosas en Robledillo se iban calmando, ya no se veía apenas un fusilamiento, o algún cruel abandono, el marido y cabeza de familia de los De la Torre había vuelto, y el refugiado de guerra pudo abandonar su escondite, en agradecimiento a la familia, les regaló una buena cabra por todo lo que había hecho aquella familia por él. Poco a poco la vida en aquel pequeño pueblo, desconocido por todos, se iba olvidando de todas las atrocidades cometidas, pero no perdonando.